Cuando volvemos del verano, de nuestra desconexión, no es fácil retomar la rutina. Se amontonan una cantidad de quehaceres que vienen de golpe y, si ya es complicado de por sí, la nueva realidad con el COVID no nos ayuda a conseguir una fácil estabilidad.
La incertidumbre y la frustración nos invaden, generando apatía, ansiedad, malestar emocional, irascibilidad… Irremediablemente, se convierte en un círculo vicioso cansado y que se nos hace algo cuesta arriba.
¿Cómo podemos ayudar a nuestra mente y a nuestro cuerpo a adaptarse a este cambio de vida?
Con estas ganas de volver a acostumbrarnos a la rutina, buscamos quitarnos de encima todas las tareas desde el primer día, lo cual es casi imposible de conseguir. Siempre ocurren imprevistos que debemos tener en cuenta, o simplemente las cosas no salen como esperábamos que saliesen.
Para lograr el alcance de los objetivos sin que genere desesperación, necesitamos poner orden a todas esas tareas. Te proponemos esta técnica de la psicóloga Marta Madrigal, para ayudarte así a acomodarte en esta nueva rutina:
MATERIALES: Lleva una agenda encima siempre. Busca que sea pequeña y fácil de llevar, que resulte lo más sencillo para ti.
PASOS: En la agenda, debes dividir el día en 2 columnas:
Primera columna: Consiste en poner una lista de quehaceres que sepas a priori. Por ejemplo:
- Lista de la compra
- Recoger a los niños
- Revisar la reunión del martes
Es importante que dejes 15 minutos al día para que puedas organizarte y apuntar las cosas.
Segunda columna: anotar los eventos que surgen de repente, sin previo aviso:
- Llevar a la tintorería el traje que se me acaba de manchar
- Comprar los zapatos para el sábado
- Recoger el coche del taller que me han llamado recientemente.
Puedes gestionar las columnas como quieras, con colores, con orden de importancia o prioridad, según los horarios… Acomódalo según tus necesidades.
QUÉ CONSEGUIREMOS: Gracias a la organización de las tareas, conseguimos el control de nuestro día a día, ayudando a que las tareas o imprevistos no se hagan pesados.
Aun así, es importante tener en cuenta que, por los roles socialmente impuestos, tendemos a ser las encargadas de la mayoría de las tareas, tanto del hogar como del trabajo. Te proponemos que delegues tareas al resto de tus familiares o compañeros, de manera que puedas conseguir liberarte de cierta carga y puedas alcanzar mejor los objetivos.
Artículo escrito por Mabel Ballesteros / Psicóloga en Alimentacion3S