Ya se explicaba en los textos clásicos de medicina china, hace muchos siglos que tratar a una mujer era cinco veces más difícil que tratar a un hombre. Esta comparativa es simplemente un recuerdo para los estudiantes de entonces con el fin de reflejar la complejidad de la energo-fisiología femenina.

Esta complejidad surge del hecho mismo de la naturaleza cíclica. Y no única: no existe un solo ciclo, sino que tenemos más de un ciclo funcionando simultáneamente durante una gran parte de nuestra vida de mujer. Numerosos factores afectan a la ya de por sí compleja ciclicidad femenina, creándose con ello diversos tipos de desequilibrios.

Cuando se considera la globalidad del ser humano, también llamada holismo, ello implica que a la hora de estudiar un caso, o de observarnos a nosotras mismas, hemos de considerar todos los niveles de causación y de manifestación. Es decir: todas las posibles fuentes de desequilibrio y las manifestaciones o cambios producidos de todo tipo (subjetivas, objetivas, en cualquier lugar o actividad).

No podemos separar el cuerpo físico de las emociones, de los pensamientos, ni siquiera de los conceptos espirituales. Los he nombrado así a propósito, desde lo más material a lo que consideramos más sutil.

Las emociones y los pensamientos no están desconectados en absoluto de lo físico, por ello, cualquier alteración en los planos “sutiles” puede desequilibrar lo material, aunque no lo percibamos claramente. Cuando ocurre que un patrón de pensamiento o un hecho concreto de la vida emocional, se aprecia sin dudas en el cuerpo físico, ocurre lo que se denomina “somatización”. Tenemos experiencias muy comunes de cómo un pensamiento o emoción “toma cuerpo” que es lo que significa somatizar. Quizá asocies las emociones más al cuerpo físico y a ciertos órganos porque suelen ir unidas a sensaciones en órganos o zonas del cuerpo. Por ejemplo: Discutes con alguien, dices aquello que tanto te dolía decir y al día siguiente, incluso unas horas después, parece que no tienes voz y la cabeza te duele muchísimo, la nuca y las sienes. O te dan una mala noticia y vas corriendo al servicio a vomitar. Estos son ejemplos de situaciones de somatización rápida.

 

 

La energía sigue al pensamiento

Esta frase que refleja fenómenos contrastados, cuando se usa en el contexto del cuidado de la salud, lleva siempre una coletilla de advertencia: ¡cuidado con lo que piensas! No podemos olvidar que todo es energía, en distintos estados, en diferentes formas de agregación. Esto era complejo de entender hace décadas, pero las nuevas teorías de la física vinieron a confirmar conocimiento ancestral. Estamos rodeadas de sistemas y más sistemas para ayudarnos a conocernos mejor, pero todo hay que ponerlo en práctica.

En las últimas décadas han aumentado de forma sorprendente el número de casos de ovarios poliquísticos, síndrome premenstrual, irregularidades menstruales, endometriosis, cáncer de mama, síndrome de fatiga crónica (SFC), fibromialgia, afecciones autoinmunes como artritis reumatoide o tiroidismo, infertilidad, entre otros. En esta lista tenemos situaciones propias del cuerpo femenino, y otras que “casualmente o no” afectan más a mujeres que a hombres. Como se lee son afecciones físicas, pero todas ellas tienen su correspondencia mental y emocional.

A finales de los 90 del siglo XX, estudiando diversos casos de SFC (con o sin fibromialgia) pude llegar a la conclusión de la relación existente entre dicho síndrome y la aparición de quistes mamarios y miomas. Con el paso de los años, la relación se amplió a las afecciones que he nombrado antes y algunas más. Esto es importante ya que, si se consideran como eventos aislados, la queja principal de la mujer que padece estas situaciones, varias a la vez. La explicación sólo se puede realizar teniendo en cuenta la interconexión fisio-energética que se manifiesta en la mujer de una determinada manera. Todo ello dio lugar a la teoría The Liver Link* que explica los casos de enfermedad, su relaciones y posibilidades de evolución, cómo ayudar en los mismos de modo global y, de manera especial, cómo prevenir.

Una vida plena y saludable

Conceptos negativos preconcebidos sobre la vida de la mujer, sobre qué supone la menstruación o qué significa la menopausia, pueden afectar perjudicar a nuestro cuerpo-mente-emociones. La situación social, laboral y/o personal puede igualmente ser un factor de desequilibrio.

Ya sabemos que hay acontecimientos que escapan a nuestro control, pero aun así, el modo en que afrontemos esos acontecimientos puede marcar el resultado de cómo nos afecta. “Me ha pillado en mal momento”, decimos, o “tú es que estás muy bien y muy fuerte”.

El conocimiento y el autocuidado son la principal herramienta de prevención.  Si sabemos cómo nos podemos cuidar y lo ponemos en práctica, estaremos dando grandes pasos hacia una vida plena y saludable.

Gran parte de nuestro bienestar está en nuestra mano, en nuestro día a día: Se puede aprender.

Vivir la vida en plenitud, como una mujer, no es fácil. Pareciera que “el mundo” nos acecha, nos cargamos de responsabilidades, deseamos legítimamente desarrollar nuestra profesión, ser madres, amigas, parejas o esposas, crecer interiormente. Y pareciera que existen incompatibilidades: esta es una sensación común a la mayoría de nosotras, de hecho, es una queja principal en las consultas y grupos de formación y autocuidado.

Las mujeres hemos alcanzado altas cotas socialmente, pero aún queda mucho, ¡muchísimo! por hacer. Y la tarea más importante es la que se realiza “dentro”, en el corazón, y ésta revierte al exterior, a nuestro entorno y a la sociedad. Juntas, unidas. Juntos, unidos. Así debe ser.

Cuidar del cuerpo tal como merece, respetarlo como el templo sagrado que es y nos alberga en esta vida, con los dones que nos aporta, requiere conocernos mejor. Conocimiento y respeto van unidos, caminan de la mano.

Que somos complejas, ¡pues sí! De lo que es capaz una mujer, su cuerpo y su mente, también es complejo, maravillosamente complejo.

Cuando se produce la toma de conciencia, se establece la conexión necesaria para tomar las riendas de la vida. Se ha iniciado entonces el camino.

Ahora bien…

El camino de la sanación o del reequilibrio pasa por tomar algunas decisiones posiblemente difíciles, por realizar algunos cambios posiblemente difíciles, y sobre todo por desear desde lo más profundo de nosotras “ser-en-plenitud”. Sin comparaciones. Completas, íntegras, auténticas, solidarias.

Prof. Dra. Nuria Lorite Ayán experta LMNM y Directora de Biloba®